miércoles, 19 de mayo de 2010

"Estanislao Zuleta: El pensamiento más alto de la vida". Conferencia de Frank David Bedoya Muñoz

Pancho envió la conferencia de Frank David Bedoya, sobre Estanislao Zuleta.

Estanislao Zuleta:
El pensamiento más alto de la vida

Texto completo de la conferencia de Frank David Bedoya Muñoz pronunciada en la Red Juvenil de Medellín el 09/03/2010

Fernando opinó: Gracias, Pancho. Me interesaron estos apuntes biográficos sobre Zuleta, con quien coincidí en Cali en 1975-76, y a quien respeté y admiré toda la vida. En ese entonces estaban también por allá Jorge Vallejo y María Teresa Garcés. Y, claro, Germán Colmenares. Todos ellos insustituibles.

Por ahí hay (en la conferencia) dos errores tipográficos que valdría la pena corregir. Uno, que anota como año de la muerte 1970: es 1990. Y dos, que este aparato en el que ahora todos escribimos, que es traicionero, cambió "ávido" por "habido". Estoy seguro que fue el aparato, que hace ese tipo de jugadas miserables. El trueque está al final de la conferencia, pero, cuando quise encontrarlo, claro, se escondió. Son dos bobadas, pero es mejor desaparecerlas antes de que algún académico lea el texto. Porque no hay que darle gusto a los académicos. Jamás.

Cuando murió Zuleta, yo trabajaba en "la Prensa". Esa noche, al filo de las 11 y en la inminencia del cierre, escribí muy a la ligera, y conmovido por su desaparición temprana e inesperada, un "Tópico", como se llamaban los comentarios editoriales del periódico, que no dice mucho pero que marca mi desolación de ese momento. Luego lo recogí en mi libro "Banquete de Cronos", del cual se vendió un ejemplar: el de mi tía Berta. Le he pedido a ella que me lo dicte. Lo hizo con paciencia que le agradezco. Y dice así:

"Fue una especie contemporánea de Tolstoi, con su abundancia y su exhuberancia. Vivió en medio de teoremas y de conceptos. Maestro de pocos y profesor de muchos, esos pocos saben hoy que pensar es un oficio en libertad, que los dogmas pueden rebatirse, que el límite de la idea no es otro que el infinito. Fue un iluminado. Guía de sus contemporáneos, contestatario de sus contemporáneos, ácido para ellos y para ellos amable e insustituible, Estanislao Zuleta dejó de ser pero no dejará nunca de pensar, de proponer, de debatir, de contradecir. Murió muy joven para morir, con un libro en la mano y un cronopio en el rictus de la muerte. Zuleta, cuánta falta va a hacernos con sus ideas generales y con sus ironías, con sus simplificaciones y sus honduras profundas, insondables.

En fin, eso. Nuestra tarea es la de reconstruir un país alrededor de figuras libertarias, como la de Zuleta, no cortadas y recortadas por el fascismo y las matemáticas, como las de otras personas. Pero ese es otro cantar.

Gracias, Frank David Bedoya, y gracias de nuevo, Pancho

 _________________________________________________

Estanislao Zuleta:
El pensamiento más alto de la vida.

Texto completo de la conferencia de Frank David Bedoya Muñoz pronunciada en la Red Juvenil de Medellín el 9 de marzo de 2010.
Estanislao Zuleta.jpg

*
*   *

La vida y obra de Estanislao Zuleta en Colombia, fue la realización más exacta y contundente de la siguiente exhortación de Nietzsche: “¡Sea vuestro amor a la vida amor a vuestra esperanza más alta: y sea vuestra esperanza más alta el pensamiento más alto de la vida!”[1]

En uno de sus cuadernos Estanislao Zuleta escribió:

“Lo único que tiene importancia en mi vida es el pensamiento. No importa cómo haya tenido lugar un pensamiento: si en el alcohol, contra el alcohol o al margen del problema; si en crispada lucha moralista-sartreana contra la «vida imaginaria» o en medio de una fantasía; si en la desgracia, el duelo, el sufrimiento o en la dicha: lo que importa es el pensamiento mismo, su diferenciación y su articulación, su mutación y continuidad. Es esto lo que realmente tiene historia, constituye una historia; todo lo demás, amores, desengaños, períodos de alcoholismo, borracheras de «acción política» o actividad lúcida con encuentros, con grupos o sin grupos, con amistad (inspiradora) o sin ella; todo es secundario y derivado, es decir, relativo al papel que pueda haber desempeñado en el proceso de pensamiento.”[2]

La lucha ejemplar de Estanislao Zuleta: haber logrado que toda su existencia fuese el pensamiento más alto de la vida.

Aquel chico autodidacta, que desafió el sistema educativo, con la ayuda de su maestro Fernando González y con la lectura apasionada de La montaña mágica de Thomas Mann, se convirtió en uno de los más grandes pensadores y maestros que ha tenido Colombia.

Efectivamente su vida se puede caracterizar así: amores, desengaños, períodos de alcoholismo, borracheras de «acción política» o actividad lúcida con encuentros, con grupos o sin grupos, con amistad (inspiradora) o sin ella… Pero, como él mismo lo dijo, todo esto fue circunstancial, lo único que tuvo importancia en su vida fue el pensamiento.

*
*   *

La presente conferencia, en primer lugar, ofrecerá un recorrido -por algunos acontecimientos, no todos- de la vida de Estanislao, lo que él llamaba, lo secundario y lo derivado, pero que desempeñó un papel fundamental en el proceso de lo crucial. Dicho de otra manera, observaremos el periplo de un hombre, donde todo lo que vivió, sirvió como acicate para un único fin en su existencia. Para lo anterior, iremos de la mano, de su biógrafo y amigo Jorge Vallejo Morillo, con su texto: La rebelión de un burgués[3]. Y en segundo lugar, realizaremos un primer acercamiento a lo crucial, a lo decisivo, a lo único que tuvo importancia en su vida, -ya lo hemos dicho-: el pensamiento.

*
*   *

Amores.

Ahora que hablaremos de amores, quiero confesar primero, mi amor y admiración por Estanislao Zuleta. Al igual que las vidas de Simón  Bolívar y de Fernando González, la vida de Estanislao Zuleta, se suma a las pocas vidas en Colombia, que uno desearía prolongar, ellos hacen parte de los pocos modelos de identificación que uno puede encontrar en este país. Bueno… y además, Estanislao Zuleta tenía 4 cosas que tengo yo, 1) nació un 3 de febrero, 2) le gustaba mucho beber, 3) era muy mal administrador del dinero, y 4) lo que más le gustaba en la vida era leer. Excúseme la pretendida comparación, pero no podía dejar decir los cuatro rasgos que ya tengo…. ¡Sólo me faltan dos, convertirme en un gran maestro y un gran pensador!

El amor más grande que tuvo Estanislao fue el de su madre, como ya es bastante conocido, su padre murió en el accidente del 23 de junio de 1935, en el aeródromo de Medellín, donde se chocaron dos aviones, aquel accidente donde morirían también  Carlos Gardel y otras personalidades de Medellín. Su madre, se convertiría en su principal cómplice y lo apoyó siempre en todas su decisiones, así fueran tan controvertidas y contrarias a las convencionales costumbres burguesas, por ejemplo, la de abandonar el colegio para dedicarse a leer.   

El amor por los libros.

Nos cuenta Vallejo Morillo, que fue Fernando González, quien le mostró a Estanislao Zuleta el mundo de los libros: “Por lo general, González era el de la sugerencia de autores y libros. Su influencia sobre Estanislao, sin embargo, no era tanto,  por las ideas de los textos como por su presencia misma, por la manera de ser de ese individuo delgado, burlón, con la cara triangulada como de genio. […] Le enseñó al joven Estanislao a leer a Schopenhauer, a Dostoievski y a Nietzsche, en su propia biblioteca o caminando por ahí, por los senderos de Otraparte.”[4]

Pero fue un libro en especial, el que marcó definitivamente su vida, La montaña mágica de Thomas Mann. Un poeta amigo de su madre se lo regaló diciéndole que tomara esa obra en serio, y Estanislao así lo hizo y ¡de que manera!

Volvamos a la tensión con el estudio escolar, Vallejo Morillo nos relata: “Estanislao Zuleta terminó su instrucción primaria por pura inercia, por físico cansancio, con total falta de ganas. No le gustaba para lo que hacía, se le alborotaba el asma, se agitaba. […] Terminó la primaria ya viejo para el promedio de edad: once-doce años. […] A los trece ingresó por fin al bachillerato en el liceo de la Universidad Bolivariana. […] Finalizando el año, el rector Henao citó a Margarita para que acudiese a su oficina. Le encareció llevarse a ese muchacho para otra parte, que por favor se lo lleve porque no dejaba trabajar a sus profesores, que parecía saber más que San Agustín, que agradeciera que no lo expulsaba en consideración a esto y a lo otro. Pasó al liceo de la Universidad de Antioquia. Otros dos años la misma perdedera de tiempo. En 1951, a la edad de dieciséis años decidió ponerle fin a tanto dogmatismo y tanta aprendedera de cosas sin oficio. Le comunico su decisión a su madre; Margarita consultó con Fernando Isaza. Hubo revuelo grande. Tan grande que parecía que iba a romper para siempre los vínculos con la parentela. Fernando Isaza, un poco más sereno, reunió en su casa a toda la familia y les dijo: Estanislao no necesita seguir en el colegio porque el colegio le quita tiempo para sus estudios, además yo lo apoyo y me hago responsable. […] Ahora podría disfrutar de los aires frescos de Fernando González, de las gracias de León de Greiff, de las angustias que vivía con sus amigos; ahora tendría que ser consecuente consigo mismo y propender a su altísima existencia viviendo, como sus maestro, a la enemiga.”[5]

Estanislao, el chico que no terminó el bachillerato, pero que al lado de Fernando González, inició el camino más profundo del conocimiento, y el que fundó el más grande amor por los libros. Más tarde Estanislao Zuleta expresaría: “En realidad mis preocupaciones en el orden cultural comenzaron de una forma completamente independiente de mis relaciones con la escuela, a través de las lecturas. Y lo que comenzó por ser independiente terminó por ser incompatible en muy breve tiempo: Esas lecturas tienen inicialmente dos nombres: Dostoievski y Thomas Mann. Luego vinieron Sigmund Freud y Carlos Marx. Sartre, Nietzsche, Kierkegard. Merlau-Ponty y Camus vendrían a ampliar el listado.”[6] Con sus amigos,  organizó centros literarios, se inventaban una especie de juicios literarios donde evaluaban las obras. Estudiaron con gran pasión El Capital, y después de igual manera, emprendieron el estudio de la obra de Nietzsche y la de Freud: el psicoanálisis.

El amor por la política.

En 1953 se realizó en Bucarest, la capital de Rumania, un festival mundial de la juventud, auspiciado por los partidos comunistas. Estanislao Zuleta se empecinó en ir con sus amigos, pero aún era menor de edad, su madre lo dudó, pero como siempre, terminó consintiendo las ideas de su mimado y controvertido hijo, y le dio el permiso. Allí, con sus amigos conocerían sindicalistas, comunistas, y más bohemios… Después de Bucarest, siguieron deambulando por París conversando y tomando vino. Vivieron de aventura. Luego regresarían por Panamá donde fueron despachados por la policía como peligrosos subversivos hacia Buenaventura. Estanislao ya era un hombre de izquierda. Después Estanislao sería parte la célula cuarenta del Partido Comunista. La célula llegó a tener trescientos militantes y había obreros, sindicalistas y mineros. Estanislao llegó a ser elegido como secretario de educación de la célula. Rápidamente él y sus amigos fueron tildados de pequeños burgueses, por el dogmatismo de siempre y decidieron fundar el FOE, Frente Obrero y Estudiantil, después crean Arco, Asociación Revolucionaria Socialista y finalmente el PRS Partido para la Revolución Socialista. Estanislao, siempre se distinguió como el militante más académico, y quien ofrecería mejores conceptos claves, provenientes de sus lecturas, para los acalorados debates de la izquierda. Para ese entonces, -nos relata Vallejo Morillo-: “Hacía principios de 1957, el mozo de veintidós años era un hombre, apuesto, inteligente, de una memoria deslumbrante y de profundas cosmovisiones. No tenía más títulos que esos.”[7] Y ya era un excepcional, autodidacta y militante radical de izquierda, luego se fue para Bogotá y allí conformó un grupo de intelectuales en la Universidad Libre.

El amor por las mujeres.

En este contexto de pasión por la política disfrutará de una nueva pasión. María del Rosario Ortiz Santos, una hija díscola de la familia oligárquica de los Santos. Ella se acercó a los ambientes revolucionarios, sólo por un poco de rebeldía juvenil y en este medio conoció a Estanislao. Como nos dice Vallejo Morillo, mientras que ella jugaba a la Revolución, Estanislao creía en la revolución. Observemos el testimonio de aquella chica, que jugaba a ser revolucionaria. Este testimonio además, nos permite ver como fue la vida de Estanislao en ese entonces.

“No recuerdo exactamente el momento, evento o charla en que lo conocí. Lo que sí recuerdo es que apenas lo vi me subyugó. Los santitos y las santitas veníamos haciendo oposición a la dictadura desde El Tiempo; yo era revolucionaria pero dentro de los cánones de los Santos. Era una juventud sin futuro pero que se sentía ama y señora de todo el mundo. Recibíamos charlas de los economistas Jorge Child y Raúl Alameda y de pronto se anunció a Estanislao. Él nos habló de Sartre, de Freud y de Marx. Seguíamos en la lucha con eso de hojitas clandestinas, él escribía y en cierta forma nos guiaba hacia donde debía conducir esa oposición. El nombre de las hojitas era «Junio», en homenaje a los estudiantes que habían sido asesinados por la dictadura. Bueno, yo quedo embarazada y viviendo aún en casa de Hernando Santos. Un día se me aparece él y me dice «vámonos para el Sumapáz, vamos a hablar con Juan de la Cruz Varela, ya tengo el aval de Gilberto y de Filiberto». Allá en el páramo se encontraban centenares de familias campesinas organizadas como defensas armadas; muchos habían llegado de los llanos pues no habían creído en las promesas pacifistas de Rojas. Eran campesinos sin conciencia política distinta a la que les dictaba su necesidad de tierra. La dirección del partido envió a Mario Arrubla, Mario Vélez y a Estanislao Zuleta de algo así como instructores ideológicos. Tenía un salario de sesenta pesos mensuales. Y nos fuimos, Zuleta se llevó casi toda su biblioteca, especialmente a Hegel. ¡Esos pobres campesinos, después de caminar largas horas en la noche de bajar leña, venían a escuchar hablar de Hegel! En alguna ocasión subió Gilberto al páramo. Vieira era muy amigo de Hernando Santos. Yo me había volado de casa sin decir nada. Estaban preocupados por mí, Enrique Santos decía que el PC me había enviado para pecar. Yo era una niña muy burguesa y sabía que en casa no iban a aguantar el escándalo de mi embarazo, incluso tenía más pretendientes; yo esperaba que la familia me enviaran los papeles para sacar el pasaporte porque en esa época las mujeres no teníamos derechos civiles y Enrique repitiendo que yo, en el Sumapáz, lo que hacia era expiar mis pecados. Gilberto nos recomendó que nos casáramos, que le estábamos dando mal ejemplo a los campesinos; Estanislao se enfureció con Vieira por eso de la propuesta del matrimonio. Yo le pregunté a una compañerita por su opinión… ¡qué va, me dijo, no se casen porque cuando uno se casa ahí mismo le dan en la jeta! Nuestra presencia con los campesinos duró como unos ocho meses, vivíamos comiendo papa y más papa; cuando por alguna razón bajaba a Fusa, aprovechaba para comerme unos tarros de salchichas Zenú o un chorizo. Esa fue toda la carne que consumí en ese tiempo. Yo ya tenía que parir. Estanislao decidió que teníamos que irnos para Medellín para eso y allá caímos, obviamente sin cinco, a casa de Margarita. Ella, sermoneando, nos obligó a casarnos el 19 de mayo de 1958 en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en Medellín.”[8]

Después de compartir el trabajo con los campesinos y cuando se agotaron los recursos económicos, la pareja se fue a vivir a Medellín. Estanislao comenzó a vivir una vida burguesa y muy pronto se aburrió. Ella también estaba ya cansada de jugar a la revolucionaria y comenzó a buscar trabajo para alcanzar una estabilidad, pero esa estabilidad, no la quería Estanislao. Vallejo Morillo, nos relata: “Despistado, desadaptado y bohemio. Estanislao nunca tuvo un claro referente sobre las cosas de la vida material y en particular sobre el dinero. Se gastaba en libros y con los amigos todo lo que tenía. Llegaron otros dos hijos. Fue un período muy tormentoso, de mucho trago, de trifulca de pareja. Zuleta mostró celos donde no había amor.”[9]

María del Rosario quería otra vida, en alguna ocasión le fue infiel a Estanislao Zuleta, y se lo reconoció, nuestro biógrafo, nos cita un vez más el testimonio de María del Rosario: “Dentro de la honestidad sartriana, pensándome Simone de Beauvoir y pensándolo a él como Sartre le reconocí otras relaciones, advirtiéndole que mi relación vital era con él y con mis hijos. Él me dijo que tenía que hacerme un psicoanálisis. Fue terrible. Hubo agresión física y ya eso no era ideología ni psicoanálisis. Luego me dijo que en el fondo yo quería ser puta pero que me reprimía y que si quería ser libre debiera darle rienda suelta a mis deseos.”[10] Ella se fue, y luego Estanislao la demandó por abandono de hogar y mandó a los niños a donde su madre. Sí, uno de los hombres más libres e inteligentes de nuestras tierras, en esta ocasión no pudo controlar sus celos y no aceptó la infidelidad de su mujer… Ya se que las asistentes en este auditorio, estarán pensando que a Estanislao no le alcanzó su inteligencia para dejar de ser un antioqueño machista. En este punto, no quisiera agregar yo ningún comentario.

Después aparecería una nueva mujer, Yolanda. Observemos el relato de Vallejo Morillo:

“Apareció Yolanda en su vida. Era una quinceañera divina. Se volvió loco, se quedó mudo ante el hallazgo que lo subyugaba. La enamoró y la conquistó enseguida; ella quedó como se dice, matada. ¡Sería el gran amor de su vida, su pasión, su todo, su patria, su tierra del yo, su diosa, su Diotima, la de Sócrates, la de Hölderlin, la de Musil. […] Se aprestó a seguir sus pasos por donde fuera, por todos los caminos y aventuras cuyos riesgos asumía sin conocerlos pero advertida. […] Ella, decidió seguirlo y amarlo y lo hizo. […] Estanislao se vuelve a estabilizar bastante cuando establece relaciones con Yolanda. […] Tuvieron dos hijas, Yolanducha, en octubre de 1968, y Morella, en 1974. El grupo de amigos siguió la vida. Libros por todas partes, estudio a todas horas, amigos, bohemia y trago, problemas y soluciones. También enredos. La vida se multiplicaba en sí misma. Cuando Estanislao se ligó con Yolanda, ella asumió los tres hijos de él y se convirtió en una madre más que adoptiva. Eran toda una familia. Margarita, la madre ayudaba con platica, lo mismo las tías Velásquez. Estanislao no fue un niño mimado desde el punto de vista material, simplemente no se daba cuenta de las cuentas ni se angustiaba por eso.”[11]

Pero este amor, también tendría su final Vallejo Morillo, continúa en su relato:

“Yolanda González nunca se había limitado a ser una linda ama de casa y compañera de aventuras intelectuales de su marido. Tenía su propio criterio sobre la educación de los hijos y eso le había creado conflictos con Zuleta. […] No dejaba de amar a Estanislao, no; continuaba prodigándole cariñosa compañía, le era por completo solidaria y lo entendía, pero ahora como estudiante universitaria, y como mujer madura también, había adquirido un serio compromiso y quería responder de manera independiente. Los profesores de filosofía ofrecían otras interpretaciones, otras formas de vivir la vida, eran otros hombres y nuevas bibliografías, de modo que la academia también vino a presentarle otro mundo. Estanislao, un hombre acostumbrado a extender larga y densa sombra sobre las mujeres de su vida, no podía menos que percatarse de eso otro. Estaba celoso. Pero Zuleta era también un hombre en evolución y veía con gusto y apoyaba las iniciativas de su mujer; quería verla volar muy alto y alentaba sus aleteos con todo el aliento de sus propios pulmones. […] Yolanda empezó por conseguir su propio nicho y por ejercitar sus propias alas: quería volar. Estanislao no estaba preparado para la ruptura y se deprimió hasta el fondo de la botella.”[12]

Años después del desengaño, y de muchas otras soledades de tipo político y académico, como veremos más adelante, cuando Estanislao Zuleta descubre que su soledad en este país es inevitable, vuelve a aparecer una nueva y última mujer. Vallejo Morillo, nos relata la apasionada historia:

“Noelba olía a humo de maderas orientales; esbelta y risueña, tenía una aura inquieta e inquietante, su oscuro pelo corto contrastaba con su tez clara y suave como tarde de primavera: caminaba siempre cargada de libros. Era una joven estudiante de filosofía que se encontraba bajo una doble presión: vivía un duelo amoroso y tenía que preparar su tesis de grado. Lo primero era un drama existencial, lo segundo una angustia intelectual: no se sentía firme para encarar la tarea. Ella tomó el curso de estética que dictaba Estanislao y le pidió que le ayudara con su último trabajo universitario. […] Estanislao invitó a Noelba a su feo apartamento para iniciar las clases. Empezaron por Van Gogh, Gauguin, Toulouse y compañía, se deslizaron luego a Kafka, Dostoievski y Nietzsche. Ella se le pegaba todo el día. Hacían juntos las compras para la comida, alquilaban películas, caminaban, montaban en bus, leían, miraban láminas y diapositivas de los grandes museos, veían videos sobre pintura, los programas del National Geographic, de Cosmos. Escuchaban conciertos para piano de Beethoven, conversaban, discutían y peleaban. Ella muy bella, joven. […] El profesor se entregó a su alumna-interlocutora con todos sus restos, le apostó lo que le daba la vida a este último lance.”[13]

Por cuestiones familiares Noelba tuvo que viajar a Palmira. Estanislao “se quedó triste, y, por primera vez en su vida, se puso a esperar que el aparato telefónico sonara. No sonó. Tal vez ella no alcanzó a entender lo que, en ese momento, representaba para él. Cuando ella volvió para continuar los estudios con su maestro, lo encontró, sumido en sus negruras, borracho, hinchada la cara, abandonado de sí mismo.”[14]

*
*   *

Borracheras de «acción política» o actividad lúcida con encuentros, con grupos o sin grupos, con amistad (inspiradora) o sin ella.

Ya antes, mencionábamos las primeras acciones políticas, y la apuesta por la formación de campesinos. Estanislao Zuleta desde siempre estuvo convencido, de que el conocimiento era para aplicarlo, que su papel como intelectual, no se reducía a las pasarelas de vanidades en la academia. Ya vimos, como estuvo siempre dispuesto a cumplir tareas de formación. Llevó la crítica y los pensamientos más complejos, a todas las personas que habían sido excluidas, compartió lo que había aprendido en la filosofía, en la literatura, en el marxismo, en el psicoanálisis. En Sumapáz dio clases de historia de Colombia y marxismo a muchos líderes campesinos.

En otra ocasión, Estanislao, -por su prestigio, pues recordemos que no tenía ni el título de bachiller-, consiguió un trabajo como profesor en un colegio. Y luego de igual forma, unas clases en la Universidad Libre. Con ello sobrevivía, pero a lo que más se dedicó con sus amigos en Bogotá, fue a fundar círculos de estudio del Capital de Marx. Él tenía muchas esperanzas de que estos círculos pasaran de lo académico a la acción política, pero la realidad fue otra. Seguían siendo un grupo reducido de intelectuales, algunos sindicalistas y no más. Era simplemente, Estanislao el maestro de unos grupos reducidos, que luego sin él, no se lograban organizar.

La vida en los cafés y en las tertulias fue el escenario predilecto de Estanislao. Vallejo Morillo nos cuenta: “Estanislao fue desde muy joven hasta el día de su muerte un hombre de café; en ellos se sentía cómodo, eran su ágora natural; en ellos conversaba a sus anchas, con los grupos afines, con los variados filios que congregaba, con los emboladores y las coperas, con un León de Greiff o con cualquier vecino de mesa amurallado entre botellas de cerveza y cerros de libros. Eran los tiempos de la bohemia, de la lectura, de la política y del trago.”[15]

En todas partes que estaba Estanislao, conformaba grupos de estudio donde enseñaba historia de Colombia, marxismo, literatura europea, psicoanálisis. Como dice su biógrafo, la pasión de Estanislao desde su adolescencia fue crear grupos de estudio.

Este intelectual sin título alguno comenzaría hacer llamado por la academia, llamado por las más prestigiosas universidades del país. Vallejo Morillo nos muestra varios testimonios de los que presenciaron, el fenómeno Zuleta en la universidad:

“Él llegó y a los pocos días ya era el hombre de la universidad, copando la atención de estudiantes y profesores. Zuleta invitó a una crítica de la universidad, no sólo de la Santiago, de toda la universidad colombiana; invitó a concentrarse en textos universales que encarnaban realmente la cultura de occidente, incluyendo a los clásicos. Inició sus conferencias con Platón, con Aristóteles, con los socráticos y en general con los dramaturgos griegos, Sófocles, Esquilo. Todo esto era totalmente nuevo en la universidad y en la ciudad. Una conferencia de Estanislao se llenaba de tal manera que era muy difícil encontrar un puesto, se debía escuchar desde los corredores. Luego vinieron Freud y Marx, Tolstoi y Dostoievski. Las charlas de ese hombre se convirtieron en la cátedra universal. […] Empezaron  a circular los griegos, Freud, Marx, Kant, Hegel, Nietzsche, Spinoza, Heidegger, Sartre, Schopenhauer, los existencialistas europeos, Lacan y los grandes de la novela decimonónica del viejo continente. Todos los prevenidos antes las presuntas dificultades de esos textos quedaron sorprendidos ante la facilidad con que Zuleta los presentaba.”[16]

“Hablaba de todo; un día hablaba de Nietzsche, otro de Marx, otro de Freud, luego de Dostoievski. Eso se fue llenando de estudiantes. La gran capacidad de Zuleta, su personalidad y su cultura contrastaba con la mediocridad de los profesores que nadaban repitiendo cositas de libros. Sus clases eran impresionantes; no solamente se llenaba con los estudiantes matriculados en Economía, gente de toda la universidad asistía a punto de que muchas de esas clases debieron ser trasladadas al teatro de la universidad.”[17]

Estanislao, probó con su experiencia, que la relación con el conocimiento estaba más allá de las aulas represivas, dogmaticas y burocráticas del fracasado sistema educativo del país. Un hombre que sin título alguno, ascendió a las cumbres más altas del conocimiento, como nunca nadie lo había hecho así por estas tierras.

*
*   *

Desengaños.

Estanislao Zuleta, como un guerrero infatigable del conocimiento se dio cuenta que estaba solo. Los militantes de izquierda no dejaron de ser los dogmáticos evangelizadores de una nueva verdad. Los académicos no dejaron la esterilidad y vanidad de sus burocracias universitarias. Los políticos que consultaban a Estanislao sobre Derechos Humanos y democracia, luego seguían con sus políticas de exclusión tiranías e ignorancia, Colombia se hundía en el precipicio de la muerte. Y Estanislao en la más profunda soledad. Sus desengaños estaban profundamente enmarcados, en la dramática y constante comprobación de que sus compatriotas, no sólo no escogían el pensamiento como forma de acción, sino que lo tomaban, como otra forma de vanidad y siempre para no cambiar nada. La vida pequeño burguesa, pretendió esclavizar a Estanislao dándole títulos honoríficos tan solo, para que se volviera un profesor de horarios y burocracias. También como académico, fue contratado por el gobierno para discernir sobre política, para luego no tener en cuenta nada de lo que Estanislao proponía. Pero él, no creyó en esas trampas de estabilidad institucional y laboral, y se quedó en  su soledad, sus libros y su licor.

*
*   *
Períodos de alcoholismo.

No pretendo acá, hacer una exaltación del alcoholismo, ni mucho menos, ya sabemos que eso trae más problemas que comodidades. Pero como acá no añoramos santos, sino bohemios, pues que venga la embriaguez.

Su propensión al alcohol fue muy temprana, valga decir, fue criado en Antioquia, Vallejo Morillo nos dice: “Él había nacido en un medio anegado de aguardiente, era bisnieto de un minero, era un paisa hijo de paisas, los amigos de la familia y los suyos propios eran bebedores, empedernidos unos, circunstanciales otros.”[18]

Nos cuenta también su biógrafo, que de cuando en cuando más adelante en su vida adulta, Estanislao Zuleta se dirigía a la universidad a dictar clases con una canequita de vodka, de ron, o de aguardiente o de brandy. La sociedad moralista burguesa, los académicos pulcros y beatos se escandalizaban, pero Estanislao con todo y alcoholismo, era el mayor maestro y era superior a todos los doctos juiciosos; Estanislao necesitaba la embriaguez, y nada ni nadie se lo podía impedir. Para las universidades era un privilegio tener a Estanislao Zuleta así fuera un bebedor, acá el bohemio, por su pensamiento, le ganó a las reglas de la moral puritana burguesa y a la razón instrumental.

Después de la ruptura con María del Rosario, Estanislao siguió con sus lecturas, con sus tertulias y bohemias, en esta época Estanislao Zuleta bebía hasta quedar agotado, desde ese entonces como nunca antes se entregó al licor, bebía cerveza y aguardiente sin parar.

En febrero de 1970 las últimas personas que lo vieron  lo habían visto eufórico, cargado de libros y ebrio, caminando hacia un pequeño apartamento en Cali. En la más profunda soledad de la noche, le dio un paro respiratorio, seguido de un asfixia, y luego un paro cardiaco. Cuando lo encontraron muerto tenía a su lado un libro abierto de Norberto Bobbio sobre los problemas del socialismo, un termo de café, cigarrillos y la botella que no podía faltar.  

*
*   *

El pensamiento.

Estanislao tiene toda la razón al decir que lo más importante en su vida fue el pensamiento, porque tal cual fue su existencia, la elaboración más alta del pensamiento. Yo creo, sin lugar a dudas, que el maestro más grande que ha tenido Colombia ha sido él. El lograba comprender las ideas más complejas del arte, la filosofía y la ciencia, y tenía la capacidad, y la voluntad de enseñar luego, de la manera más sencilla y clara – y no por ello restando profundidad en el análisis – todo este conocimiento, a todas las personas habidas de saber.

Su vida material, no fue la más organizada, según una lectura burguesa. Su biógrafo nos cuenta que fue “terriblemente desordenado con la plata, con los objetos; era torpe para administrase a sí mismo, pero era un procesador de alta precisión en eso de organizar cadenas de ideas y de imágenes. Desde luego que estaba de acuerdo con Musil, con González, con Goethe y consigo mismo, y lo mismo dialogaba con Freud, Mann, Marx, Nietzsche y Kafka en procura de lo posible en un mundo materialista como el de hoy.”[19] Borracho y malgastador, pero el más lúcido y más grande pensador que hemos tenido.

Hay un testimonio que cita Vallejo Morillo, de una mujer llamada María Antonia Garcés que participó en los espacios que creó Estanislao. En mi concepto, este testimonio es la mejor definición de lo que significó Estanislao Zuleta para el país:

“Zuleta amó la vida apasionadamente y supo combinar los planteamientos más radicales, los cuestionamientos más intensos con el giro ingenioso, la carcajada libre, descomplicada… fue un intermediario, un mediador, un tentador. A través de su amistad, de sus conferencias magistrales, de sus ensayos y de sus libros, la inteligencia colombiana tuvo acceso a los grandes maestros del pensamiento occidental: a las grandes obras de la filosofía, desde Platón hasta Hegel, Marx y Freud; a las extraordinarias producciones de la novelística europea del siglo XIX y de la narrativa contemporánea. Como intermediario, Estanislao sirvió de enlace entre el mundo del conocimiento y el de la vida cotidiana que se nutre de sueños y de fracasos, de perplejidades y desengaños, fundidos en las realizaciones más prosaicas. Como mediador, Estanislao nos inició en la valoración del proceso, en la evaluación de la dificultad, en la aceptación de la muerte como parte intrínseca de la vida, no como algo externo a ella. Como tentador, nos enseñó a convertir los sueños en proyectos y a construir esos proyectos con el afecto y la esperanza que depositamos en un gran amor.”[20]

Su obra, que en su mayoría fueron conferencias que luego fueron transcritas, abordan las más variadas esferas del pensamiento. Entre las más destacadas encontramos: Conferencias de economía política latinoamericana, Conferencias sobre historia económica de Colombia, Lógica y crítica, Thomas Mann, la montaña mágica y la llanura prosaica, Teoría de Freud al final de su vida, Comentarios a "Así habló Zaratustra" de Nietzsche, El matrimonio, la muerte y la propiedad en Tolstoi, Ensayos sobre Carlos Marx, El pensamiento psicoanalítico, Psicoanálisis y criminología, Arte y Filosofía, Colombia: violencia, democracia y derechos humanos, Elogio a la dificultad, El Quijote, un nuevo sentido de la aventura, Nietzsche y el ideal ascético…. y muchas conferencias más que no se han transcrito, y que actualmente están custodiadas en archivos de audio en la Universidad de Antioquia.

En fin, toda una amplia disertación sobre las corrientes más avanzadas de la filosofía la literatura, la historia, la política, el arte y la ciencia.

Muchos quisieran exponer en un sólo concepto toda el pensamiento de Estanislao, quisieran  definir los alcances y limites de su pensamiento. Pero creo que esto es un pretensión que sólo busca respuestas, y Estanislao mostró todo lo contario, lo importante no era encontrar las repuestas, bien definidas y publicadas para las urgencias utilitarias de la vida burguesa. No, Estanislao Zuleta más bien, fue el que mejor nos enseñó, que lo esencial era aprender a preguntar.

A Estanislao, lo describe mejor esta idea, que alguna vez fue escrita pensando en Nietzsche. Creo que se le puede aplicar perfectamente a Estanislao. “Con el pensamiento de este filósofo no se llega a ninguna parte, no hay en él ninguna conclusión, ningún resultado. En [Nietzsche decía Safranski, en Estanislao hoy digo yo] encontramos solamente el propósito de aventura, de la interminable aventura del pensamiento.”[21]

*
*   *


In Memoriam de Estanislao Zuleta: el pensamiento más alto de la vida, el más grande maestro que ha tenido Colombia.

*
*   *






[1] Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, Alianza Editorial, Madrid, 1997, p. 85.
[2] Estanislao Zuleta, citado en: Jorge Vallejo, La rebelión de un burgués, Editorial Norma, Bogotá, 2006, p. 266.
[3] Hace pocos días encontré en la página Web de la Revista trimestral de cultura, Al Margen, una reseña donde se criticaba demoledoramente la biografía de Estanislao Zuleta, La rebelión de un burgués: http://almargenonline.com/pdfs/23/Monteche.pdf La reseña es de un comentarista bibliográfico de apellido Monteche, quien dice que el trabajo de Jorge Vallejo Morillo es sumamente mediocre y lleno de imprecisiones. Yo, que tanto he amado el género biográfico, pienso que si bien podría realizarse una biografía más extensa, más profunda y más documentada de Estanislao Zuleta, no es dable demeritar el trabajo de Jorge Vallejo Morillo de esta manera. Si uno va a criticar una biografía, es porque puede hacer una mejor. Además el texto La rebelión de un burgués es la única biografía que tenemos de Estanislao Zuleta, y en verdad es muy buena, podría ampliarse más, pero no por ello pierde valor. Al crítico Monteche le respondería, que emprendiera la elaboración de una mejor biografía de Estanislao Zuleta, porque reseñar y criticar una obra es muy fácil, lo difícil es crear. Ojalá en el futuro, podamos conocer una biografía mas profunda de Estanislao Zuleta, por ahora, vamos con usted señor Vallejo Morillo, ha sido usted el primer valiente que se atrevió a biografiar a nuestro maestro. Para los que quieran seguir este debate recomiendo leer una reseña de esta biografía, que en mi concepto es más acertada, se trata la de Mari Luz Vallejo en: Signo y Pensamiento: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/860/86004914.pdf
[4] Jorge Vallejo, La rebelión de un burgués, Editorial Norma, Bogotá, 2006, p. 53.
[5] Ibíd., p. 63.
[6] Estanislao Zuleta, citado en: Jorge Vallejo, La rebelión de un burgués, Editorial Norma, Bogotá, 2006, p. 99.
[7] Jorge Vallejo, La rebelión de un burgués, Editorial Norma, Bogotá, 2006, p. 119.
[8] Ibíd., p. 121.
[9] Ibíd., p. 124.
[10] Ibíd., p. 125.
[11] Ibíd., p. 137.
[12] Ibíd., p. 221.
[13] Ibíd., p. 246.
[14] Ibíd., p. 257.
[15] Ibíd., p. 134.
[16] Ibíd., p. 153.
[17] Ibíd., p. 166.
[18] Ibíd., p. 96.
[19] Ibíd., p. 142.
[20] Ibíd., p. 173.
[21] Rüdiger Safranski, Nietzsche Biografía de su pensamiento, Tusquets Editores, 2001.





No hay comentarios:

Publicar un comentario