sábado, 22 de mayo de 2010

La cita es en París

Fernando escribió:

Queridos todos:

He esperado largo tiempo, buscando que la Registraduría Nacional del Estado Civil anuncie cuál fue el resultado de las elecciones para representante de los colombianos en el exterior. La espera ha sido inútil. Finalmente, Mauricio Trujillo distribuyó anteayer algunos datos, todavía incompletos, en los que anota que "falta la confirmación oficial". Por consiguiente, no se sabe aún quién es la persona que llevará nuestra vocería. Y escribo esta frase conscientemente, sabiendo que a ningún miembro de los partidos uribistas, que son todos menos los que se agrupan en el PDA, le podría yo dar mi vocería. Sea quien sea el que ocupe esa curul, no podrá representar a quienes hemos planteado con claridad absoluta nuestra diferencia. Esa es mi percepción y quisiera que, como ocurre siempre en nuestro grupo, pudiéramos oír las voces de quienes están de acuerdo y las de quienes discrepan. Por lo pronto, y dada la ventaja que nos llevan otros grupos políticos, lo único que sabemos es que no seremos nosotros los que estaremos en la Cámara de Representantes. Pero pienso que ese dato es importante para decidir qué es lo que sigue.

En mi opinión, debemos partir de tres bases inequívocas: una, que seguimos siendo miembros del PDA; dos, que nadie nos saca del trabajo político; y tres, que continuamos con el propósito de desarrollar nuestros ideales. Quisiera referirme brevemente a cada uno de esos apartes.

Primero, nuestro punto de partida lo dice con claridad: "somos Polo, somos Mosca". Eso quiere decir que estamos vinculados al partido como un grupo que participa de su ideología y de sus programas, pero que dentro de ese universo busca formas de expresión que le sean propias. En estos meses, hemos trabajado sobre esas formas de expresión. Ya nos conocemos, no tememos expresar nuestras dudas y nuestras discrepancias, participamos de entusiasmos comunes, sabemos que la libertad de pensamiento y de expresión son valores fundamentales en un grupo político, no manejamos egoísmo alguno, diluimos el antipático "yo" en un común "nosotros", cada uno representa a los demás, respetamos la opinión del otro con el mismo respeto con el que expresamos la nuestra, nos damos el lujo de pensar en el afuera y desde el afuera, y consideramos que es tan importante expresarnos sobre la coyuntura como lo es referirnos a nuestras raíces y a nuestras expresiones culturales. Hemos creado un grupo que es enteramente libre y donde, por consiguiente, caben aquellos que no tienen un exacto perfil partidista e ideológico. Y caben, porque nosotros no tenemos uniformes, y porque no nos dejamos cortar, como las muñequitas de papel, por la misma tijera. Quiero decir, nosotros somos distintos pero en un primer tiempo somos iguales a todos. Sin embargo, en el momento en que esa igualdad quiera imponerse sobre nuestra diferencia, estamos dispuestos a exponer el por qué de esta última, con palabras claras, sabiendo que aquí para las palabras claras no hay oídos sordos. Sé que no es fácil participar de esta forma de ser. He invertido muchísimos años de mi vida, en vencerme a mí mismo. Porque de eso se trata: de vencerse a sí mismo. Creo haberlo logrado, y eso es lo que quisiera aportar al grupo, la experiencia de no ambicionar nada, de no buscar nada, solamente el hecho de aportar lo que pueda, con cariño, también con entusiasmo.

Segundo, seguimos en el trabajo político. Tal vez peco de optimista, pero pienso que en muy poco tiempo conseguimos un magnífico resultado. Entramos por la puerta común, por donde entran los invitados, y participamos en unas elecciones en las que contábamos con algunos elementos negativos, como el hecho de haber comenzado tarde nuestro proselitismo, de tener un candidato que no pertenecía (ni pertenece) a la política tradicional de Colombia (lo que, según se mire, puede ser una desventaja o una ventaja), y de trabajar contra el tiempo y contra ideas hechas y comportamientos calcáreos. Quiero decirles que a mí me sorprendió encontrar dentro de un joven partido como es el PDA actitudes electoreras propias de grupos que hace mucho perdieron la palabra. No es, ni fue, lo habitual, claro está. Pero, de cualquier manera, nosotros nos inventamos un grupo para sentirnos a gusto. Aquí no hay discursos vacíos, ni propuestas inocuas, todos decimos verdad, y tenemos la idea común de que la política se hace de otra manera. Lo que nosotros hemos hecho en estos pocos meses que llevamos juntos, es conformar un núcleo duro como un pedernal, que no va a desaparecer precisamente porque es cabeza dura y testarudo. Por eso, precisamente por eso, vamos a seguir en el trabajo político. Porque a nosotros nadie va a sacarnos a sombrerazos. Y, además, porque a pesar del resultado escaso en lo que al volumen de votos se refiere, fuimos mayoritarios dentro del Polo, y, en ese sentido, tenemos que asumir la vocería que nos entregaron las personas que nos dieron su confianza y su entusiasmo.

Y, tercero, vamos a desarrollar nuestros ideales. ¿Tenemos claros esos ideales? Espero que sí. Debemos estar seguros de no perder nuestro norte. Seguimos siendo un grupo de colombianos en el exterior, y es para los colombianos en el exterior para quienes propusimos cinco líneas de acción con las cuales buscaríamos comenzar a solucionar los problemas que enfrentamos precisamente en esa condición. Por fortuna, ¿alguien recuerda el mamotreto? Pertenecemos, además, a una clara estirpe de izquierda, rechazamos al sistema y a los intérpretes del sistema, y más que una oposición, somos una diferencia. Por ahora somos muy pocos, pero nuestra tendencia al crecimiento es enorme. En alguno de los comunicados de la campaña, campaña con esas escasas dosis de campaña, y comunicado con esas mínimas dosis de comunicado que fueron los nuestros, dije que nuestra idea era que todo el Polo llegara algún día a ser Mosca. Sigo pensando lo mismo. Es más, no entiendo cómo se puede ser Polo sin ser Mosca, si lo mosca es el vigor de la diferencia. Ya hablaremos sobre eso. Lo cierto es que necesitamos desarrollar nuestras propuestas legislativas, y presentarlas al Congreso no por intermedio del opaco representante de los colombianos en el exterior, que sólo representará al recalcitrante uribismo, sino a través de uno de los congresistas elegidos por el Partido, Iván Cepeda, por ejemplo, por ejemplo Jorge Enrique Robledo o Gloria Inés Ramírez, o personas que sean nuestras, que nos representen sabiendo a quiénes representan. Vamos a trabajar sobre eso. Pienso que debemos integrar unos comités encargados de desarrollar nuestras ideas frente a cada uno de los objetivos que fijamos en la campaña. Si hay voluntarios para integrarlos, bienvenidos. ¿Quién pone la primera piedra?

Tenemos, también, que hacer la caravana, que será nuestra carta de ciudadanía, nuestra forma de expresar quiénes somos, por qué somos así, qué buscamos, qué proponemos, hacia dónde vamos. No dilataremos más esa idea. Para desarrollarla como era debido, se atravesaron dos cosas: primero, la necesidad que tenía yo, con mi silencio, de demostrarles a cada uno de ustedes el valor de lo individual dentro de un grupo como el nuestro; segundo, las elecciones presidenciales, con toda su carga de compromisos, retóricas y dificultades. No sé si haya logrado el primer objetivo: ¿sabe cada uno de ustedes cuánto representa como individuo frente al grupo? ¿Lo pensó mientras yo me dediqué a cuidar a mis gatos? Espero que sí, aunque nadie reaccionó como yo hubiera esperado: bueno, pensé yo que pensarían ustedes, este tipo se calló, de modo que yo soy el llamado a seguir adelante. Espero que muy pronto lleguemos a eso. Y, bueno, las elecciones presidenciales. Están  a punto de terminar pero, sea cual sea el resultado, nada modificará nuestro comportamiento, nuestro pensamiento ni nuestra línea de acción. De modo que, adelante. No yo, sino todos, estamos llamados a hacer algo que valga la pena por este país. Cuando alguno de ustedes piense y proponga alguna cosa, debe estar absolutamente seguro de que está proponiendo y pensando en nombre de un grupo que va a cambiar conductas y comportamientos, y las va a cambiar a fondo. 

Entonces, mi propuesta es que comencemos en serio. Pero, ¿cómo comenzamos? Siguiendo una iniciativa de varios de ustedes, les propongo que hagamos una reunión de cuerpo presente en un sitio equidistante. No, no estoy pensando en la mitad del Océano Atlántico: pienso (pensamos) en París, “un día del cual tengo ya el recuerdo", cuando podamos darnos la mano y compartir un café y ¡ajá!, ¡una limonada natural! Sería un poco antes del "Festival de l'humanité", con un día y medio para deliberar, el 9 de septiembre y la mañana del 10, dado que el festival comienza el 10 al mediodía. Tendríamos que llegar el 8 por la noche. Con generosidad, los mosca parisinos han ofrecido colaborarnos en lo que esté a su alcance con el alojamiento y, de pronto, en alguna comida esencial. Cada uno de nosotros tendría que pagar sus pasajes. Prepararíamos una agenda cuidadosa, de tal manera que no fuéramos a perder el tiempo. Y pasaríamos de este motor que va en primera, a un motor que vaya en tercera. En esa reunión pondríamos las bases de nuestro trabajo, de nuestra relación programática y política con el PDA, de nuestro futuro a mediano y a largo plazo, de los espacios abiertos donde podremos imaginar y discrepar, y de los espacios para la disciplina y la consecución de objetivos comunes y precisos. En fin, pienso que sería muy importante que estuviéramos todos. Este mensaje va dirigido a los miembros de nuestro googlegroup, que son 54. Ojalá los 54 llegaran a París, con ideas, con propuestas de cambio, con abrazos y sonrisas. Aunque algunos de nosotros seamos viejos, no importa: seremos "las nuevas caras de la política". 

Por lo pronto, sé que estaré allá, ese día, a las 8 de la mañana, en un sitio sobre el que ya nos pondremos de acuerdo. Me parece que es hora de que pongamos en marcha lo que tantas veces hemos anunciado. El vuelo de lo mosca comienza, y va para largo.

Abrazos,

Fernando

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